martes, 7 de julio de 2009

COMUNICACION Y EDUCACION

El proceso didáctico como proceso de comunicación.
En este documento dice que cuando establecemos la comunicación, y lo hacemos de manera interpersonal frente a frente podemos decir que es una comunicación directa en tanto que cuan do se hace a través de cualquiera de las tecnologías se denomina al proceso como comunicación indirecta.
Que la palabra comunicación viene del latín COMMUNIS- COMMUNICARE que significan común-comunicación. Que hoy en día Educación es: construcción de significados que tienen como base la comunicación, y que esta a su vez se entiende como un conjunto de recursos personales, psicológicos y pedagógicos que el maestro utiliza en su relación con sus alumnos para establecer una excelente comunicación cargada de sensibilidad y afectividad para ayudarlo a su crecimiento personal. Ya que además de valorar los conocimientos que el alumno adquiera debemos de tomar en cuenta el entorno del educando y el entorno mismo del plantel, debemos mantener un buen ambiente dentro del aula, debemos atenderlos con una sonrisa y exaltar lo bueno, demostrar afecto, ver los detalles positivos que intervengan en su proceso de enseñanza-aprendizaje.
Se dice también en este documento, que la labor del maestro es la más bella del mundo porque exige inteligencia, humanidad y amor.
Que se ha observado un gran cambio en la educación, donde ya la comunicación tradicional oral pasa a la escrita principalmente haciendo uso de códigos tecnológicos que son del predominio de los medios de comunicación, consiste en contribuir a la formación de preceptores críticos y creadores, capaces de asumir actitudes de reconfiguración, construcción y búsqueda del verdadero significado de las imágenes y símbolos en el que niños, jóvenes y adultos están incluidos para no aceptar que sean alineados y desubicados con respecto a la realidad.
A través de esta visión es importante que el quehacer del maestro necesariamente sea reflexionado acerca de cómo se da el proceso de la comunicación y que le permita tomar en cuenta que la enseñanza debe de aplicarse con una muy buena comunicación a través de múltiples formas de expresión desde el lenguaje propio hasta el lenguaje de los alumnos y la informática de los medios de comunicación en masas sean acordes.
Así que el proceso de la comunicación cuenta con los siguientes elementos:
La fuente: que es el generador de la información.
El mensaje: que es el producto del comunicador que se expresa en forma de códigos en forma escrita, verbal, gestual o con imágenes o todo tipo de señales capaces de ser interpretadas significativamente.
El medio o canal mediante el cual se transmite la información o Cuando el profesor y los estudiantes se comunican en forma verbal en el salón de clase, utilizan el aire como canal.
El destino: que es la persona o quienes escuchan el mensaje.
La retroalimentación: Juega un papel muy importante en la comunicación porque permite al emisor conocer como se están interpretando sus mensajes verbales, escritos, gestuales, gráficos, musicales. Cuando la retroalimentación es concebida dentro del proceso de enseñanza y de aprendizaje, este elemento está constituido por tres elementos básicos: a) La información de qué es correcto y qué es incorrecto b) Por qué está correcto y por qué incorrecto y c) Posibles alternativas de solución o estrategias de mejoramiento.
Para poder evaluar que esta comunicación se da y que las personas a quien se dirige comprenden el mensaje, es necesario utilizar signos tales como:
Icono (lo que se parece y lo que se oye o ve parecido), índice (lo que relaciona al símbolo con el objeto), y símbolo (objeto es resultado de una convención, acuerdo o regla)
En la educación tradicional prima el modelo unidireccional es cuando la información es dada por el maestro siendo este el emisor y los alumnos los receptores y se le denomina Comunicación Horizontal.
La Comunicación bidireccional se da en ambos sentidos, desde el emisor a los receptores y de los alumnos al maestro, para que refuercen con la retroalimentación y la libre participación de los estudiantes se dé con sus profesores.
De ahí que su significado y mediación pedagógica tenga una gran relevancia en el proceso de la enseñanza aprendizaje se dice que toda mediación es capaz de promover y acompañar el aprendizaje de nuestros interlocutores, es decir, de promover en los alumnos la tarea de construirse y de apropiarse del mundo y de sí mismos.
Es necesario entonces, entender que los docentes somos esencialmente comunicadores y problematizadores, y no informadores o transmisores de un saber científico y socialmente establecido y que entendiendo las nuevas tecnologías como mediadoras, se hace necesario enfatizar que estas no van a eliminar los problemas conceptuales que deben ser resueltos por el docente y el alumno.
Así que el uso del software educativo realmente atrasado no va a acelerar el proceso de comprensión de la naturaleza de un sistema alfabético de escritura.
Esta lectura me hace reflexionar sobre los cambios que debemos en general hacer para mejorar la enseñanza, y esto lo entiendo desde dos puntos de vista:
Primero.- Que el maestro debe ganarse más la confianza del alumno entendiendo sus sentimientos y conocer su problemática personal que pudiera ser una barrera al recibir los mensajes por parte del emisor y darle más afecto al brindar una sonrisa cuando expone su asignatura y cuando se dirige a ellos.
Segundo.- Que exista un excelente ambiente en el aula, con armonía entre los educandos y el docente si fuera [posible hasta agregar un poco de música relajante, tipo instrumental ambiental, para que el alumno tenga mejor concentración en la clase. De igual forma que los contenidos sean más claros y amenos para que les sea más fácil entenderlos.

MEDIACION PEDAGOGICA

Una reflexión más, acerca de mi ser docente en la materia de ingles. He conocido que hay muchos apoyos en el internet, que además se les puede brindar a los alumnos, para mejorar el aprendizaje de un idioma extranjero. Buscar recursos de aprendizaje novedoso y atractivos para los alumnos es una de las principales participaciones del docente, así lo contemplan en las REIMS, como una respuesta a las exigencias de este mundo globalizado, donde las enseñanzas escolares son importantes y nuestra función docente como mediadores entre estas tecnologías y los alumnos también.
Contestando a la pregunta que nos hace nuestra tutora: ¿Qué se fortalece y se modifica en nuestra forma de enseñar?
Que se fortalece nuestra manera de ver la educación y las formas en que podemos cambiarla para que sea más efectiva la enseñanza, tanto, que podemos integrar a nuestro quehacer las ambientaciones de mejor agrado a los alumnos, para que estas sean estimuladores en el aprendizaje, además de darles más caminos a recorrer con las tecnologías donde ellos se verán actuando cibernéticamente y se retro alimentaran de las nociones gramaticales vistas en la clase.
¿De qué forma? Con las aportaciones de la Reforma Curricular en cada una de sus versiones hemos podido apreciar la importancia que tiene la búsqueda de recursos pedagógicos donde los docentes debemos crear ambientes agradables que involucren estrategias así mismo centradas en el aprendizaje, debemos saber elegir muy bien para que estas sean atractivas para ellos utilizando los recursos de aprendizaje apropiados para nuestros alumnos, tomando en cuenta sus diferentes formas de aprendizaje también considerando las características que cada uno tiene ( anexo información sobre formas de aprendizaje).Es muy importante despertarles más el interés por las TICs, que son herramientas motivantes para nuestros alumnos. Al docente nos toca mediar para que el alumno haga buen uso de esta herramienta. También que las instituciones nos proporcionen las herramientas necesarias (internet, computadoras, aula inteligente con pizarrón electrónico donde podamos tener multimedia, o bien un laboratorio especifico para lenguajes) para realizar nuestra práctica docente de acuerdo a la demanda de la nueva enseñanza. Con esto no se trata de facilitarles solo el trabajo o de hacer como que ensenamos, si no que con esto incrementamos las posibilidades para los alumnos y aseguramos su aprendizaje.
Elaborada por Dra. Evangelina Alfaro Glez.

lunes, 22 de junio de 2009

El aprendizaje y el desarrollo de competencias

El Aprendizaje es algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?
Nos damos cuenta que con el proceso de aprendizaje actual ya no solo es la memorización de contenidos y más aún si partimos de la teoría constructivista en la cual no solo se aprende algo cuando el sujeto asimila información de la realidad para incorporarla en su estructura cognitiva, con tantos cambios que se han venido implementando para mejorar la educación en México, nos damos cuenta que hasta la evaluación de los conocimientos que se adquieren en los alumnos, no son posibles de evaluar con un simple cuestionario de conocimientos , si no que se evalúan simultáneamente los conceptos de valores y actitud ante y para el trabajo individual o de equipo. Manejándose hoy términos como EVALUACION CONTINUA, donde el maestro considera varios aspectos al integrar una evaluación sumatoria, como lo son la asistencia, participación, tareas, trabajos, exposición, practica, carpeta de evidencias, y un examen escrito u oral, con la finalidad de evaluar diferentes aspectos que conforman la educación integral, pues no son solo conocimientos los que el alumno debe adquirir, sino también valores, y aptitudes para poder desarrollar su competencia que les permita desarrollarse con éxito en su entorno laboral cumpliendo con las exigencias del sector productivo, o bien continuar con sus estudios a nivel superior.
Previo conocimientos de contenidos programáticos, que se deben estar analizando continuamente para irlos actualizando según la evolución del campo laboral. El reto para los docentes es permanecer en constante comunicación con sus alumnos, saber qué es lo que le interesa, cuáles aspectos de su realidad, de su entorno le inquietan y retomarlos en el aula.

El aprendizaje situado, depende del interés del estudiante y de sus posibilidades reales que tiene para llevar con éxito la tarea donde las competencias solo integran, utilizan y movilizan conocimientos. Importante es que el interés por aprender está en cada uno de los docentes y de nuestros alumnos, el involucrarnos en las actividades para hacer ese aprendizaje, que nos lleve a ser personas íntegras, con conocimientos, habilidades y actitudes.Los contenidos toman una gran importancia no los debemos considerar como simples contenidos, son temas que se deben de analizar.
La RIEMS busca dentro de sus ejes rectores trabajar de una forma conjunta con el Nivel Medio Superior, entre subsistemas y todo tipo de Bachilleratos, para preparar a los jóvenes haciendo de ellos personas capaces de responder a las exigencias del mundo moderno.
Por lo anterior puedo decir que el aprendizaje no puede ser trivial, ya que no se puede tener una medición del mismo con unas simples preguntas que tengan relación desarrollan las habilidades, actitudes y con los contenidos, esto va mas allá ya que persigue lograr que el alumno desarrolle una competencia, por medio de objetivos que aptitudes en nuestros estudiantes y a su vez ir transformando los procesos educativos..
Considero que en el trabajo de Xavier Vargas Beal a través del aprendizaje y el desarrollo de las competencias, nos invita a analizar como docentes la concepción de la formación de los alumnos basado en competencias; Vargas problematiza el tema a partir de la nueva exigencia educativa: Desarrollar competencias y hacerlo a partir de aprendizajes significativos situados en la realidad, en las exigencias del mundo cambiante. También señala que es fundamental el análisis y la reflexión de la Competencia, aprendizaje, aprendizaje significativo y aprendizaje situado, para integrar un buen proceso de enseñanza-aprendizaje.
Elaborado por: Dra. Evangelina Alfaro Glez.

domingo, 21 de junio de 2009

Concepciones de aprendizaje

CONCEPCIONES DE APRENDIZAJE.
¿Qué concepción de aprendizaje nos parecen congruentes con enfoque por competencias y porque? “Todos los alumnos pueden aprender, aunque algunos tardan más”.
Analizando el proceso de aprendizaje a través de la historia podemos apreciar la evolución que ha tenido la educación, si mal no recuerdo en mi era de estudiante hace ya algunos años, el proceso era memorizar y describir con puntos y comas los conceptos, hoy, a través de muchos cambios, llegamos a la época de asimilar lo aprendido, comprendiendo con análisis y sintetizando de tal forma que lo podemos aplicar a las acciones diarias de la vida, transformando ese conocimiento en competencias. Pues bien de acuerdo con el cuadro sinóptico “Concepciones de aprendizaje” de Pere Marquéz, veo que las más afines son:
APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO.-(d. Ausbel, J. Novak): habla de la relación de conocimientos nuevos con los saberes previos, donde la mente es una red proporcional donde aprender es establecer relaciones semánticas. Diferenciación – reconciliación integradora que genera una memorización comprensiva. Y tiene gran relevancia la Funcionalidad de los aprendizajes, que tengan interés, que vean útiles.

PSICOLOGIA COGNITIVA. (Merrill, Gagné), El aprendizaje es un proceso activo. El cerebro es un procesador paralelo, capaz de tratar múltiples estímulos. El aprendizaje tiene lugar con una combinación de fisiología y emociones. El desafío estimula el aprendizaje, mientras que el miedo lo retrae. Condiciones internas que intervienen en el proceso: motivación, captación, comprensión, adquisición, y retención. Posteriormente cuando se haga una pregunta al estudiante se activaran las fases: recuerdo, generalización o aplicación (si es el caso) y ejecución(al dar respuesta, que si es acertada dará lugar a un refuerzo).
Y las condiciones externas que son las circunstancias que rodean los actos didácticos y que el profesor procurara que favorezcan al máximo los aprendizajes.

CONSTRUCTIVISMO. (J. Piaget). Considera tres estadios de desarrollo cognitivo universales: sensorio-motor, estadio de las operaciones concretas y estadio de las operaciones formales. En todos ellos la actividad es un factor importante para el desarrollo de la inteligencia. Habla también de Construir del propio conocimiento mediante la interacción. Habla que aprender no es reemplazar un punto de vista incorrecto por otro correcto ni tampoco es agregar nuevos conocimientos sobre uno previo, sino transformarlo. Esto implica que al experimentar y resolver problemas se consideran los errores no como anti éticos del aprendizaje sino como una base de los mismos.


SOCIO-CONSTRUCTIVISMO (Vigotski).- El enfatiza que la interacción con los especialistas y con los iguales puede ofrecer un andamiaje donde el aprendiz puede apoyarse para facilitarle el desarrollo del conocimiento y la aplicación de estos al manifestar sus competencias.

Concluyendo; para Pere Marquéz “el aula debe ser un campo de interacción de ideas, representaciones y valores”, aunque no hay una realidad compartida de conocimientos dado que la interpretación es muy personal, por eso es que los alumnos obtienen diferentes interpretaciones de un mismo tema o materiales de construir el pensamiento y reconstruyen el conocimiento de acuerdo a sus propios esquemas, saber y conocimientos previos, aplicados finalmente en sus competencias, al expresarlas. El ser competente es desempeñar eficaz y eficientemente involucrando una capacidad como son: la disposición para hacer las cosas y hacerlas bien, esto es hacer una integración del saber, sentir y manifestación de competencias en el proceso de desarrollo.

Elaborado por Evangelina Alfaro Glez.

Co

miércoles, 20 de mayo de 2009

LA AVENTURA DE SER MAESTRO


La aventura de ser maestro

José M. Esteve
Universidad de Málaga
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Ponencia presentada en las XXXI Jornadas de Centros Educativos
Universidad de Navarra. 4 de febrero de 2003
Cuántos de nosotros ingresamos estas circunstancias Tras veinticinco años de recorrido profesional, el autor afirma que se aprende a ser profesor por ensayo y por error. En el camino deben sortearse distintas dificultades, como elaborar tu propia identidad profesional, dominar las técnicas básicas para ser un buen interlocutor, resolver el problema de la disciplina y adaptar los contenidos al nivel de conocimiento del alumnado
La enseñanza es una profesión ambivalente. En ella te puedes aburrir soberanamente, y vivir cada clase con una profunda ansiedad; pero también puedes estar a gusto, rozar cada día el cielo con las manos, y vivir con pasión el descubrimiento que, en cada clase, hacen tus alumnos.
Como casi todo el mundo, yo me inicié en la enseñanza con altas dosis de ansiedad; quizás porque, como he escrito en otra parte, nadie nos enseña a ser profesores y tenemos que aprenderlo nosotros mismos por ensayo y error. Aún me acuerdo de mi primer día de clase: toda mi seguridad superficial se fue abajo al oír una voz femenina a mi espalda: “¡Qué cara de crío. A éste nos lo comemos!”. Aún me acuerdo de mi miedo a que se me acabara la materia que había preparado para cada clase, a que un alumno me hiciera preguntas comprometidas, a perder un folio de mis apuntes y no poder seguir la clase... Aún me acuerdo de la tensión diaria para aparentar un serio academicismo, para aparentar que todo estaba bajo control, para aparentar una sabiduría que estaba lejos de poseer...
Luego, con el paso del tiempo, corrigiendo errores y apuntalando lo positivo, pude abandonar las apariencias y me gané la libertad de ser profesor: la libertad de estar en clase con seguridad en mí mismo, con un buen conocimiento de lo que se puede y lo que no se puede hacer en una clase; la libertad de decir lo que pienso, de ensayar nuevas técnicas para explicar un tema, de cambiar formas y modificar contenidos. Y con la liberta llegó la alegría: la alegría de sentirme útil a los demás, la alegría de una alta valoración de mi trabajo, la alegría por haber escapado a la rutina convirtiendo cada clase en una aventura y en un reto intelectual.
Pensar y sentir
El camino y la meta me los marcó Unamuno en una necrológica de Giner de los Ríos, leída por azar en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza: “Era tan hombre y tan maestro, y tan poco profesor -el que profesa algo-, que su pensamiento estaba en continua y constante marcha, mejor aun, conocimiento... y es que no escribía lo ya pensado, sino que pensaba escribiendo como pensaba hablando, pensaba viviendo, que era su vida pensar y sentir y hacer pensar y sentir”.
”Era su vida pensar y sentir y hacer pensar y sentir”... Miguel de Unamuno y su preocupación por enlazar pensamiento y sentimiento... Nunca encontré una mejor definición del magisterio: dedicar la propia vida a pensar y sentir, y a hacer pensar y sentir; ambas cosas juntas. Muchos colegas coinciden en este punto. Mª Carmen Díez, desde la escuela primaria, expresa así su visión actual de la enseñanza: “ahora entiendo la escuela como un sitio adonde vamos a aprender, donde compartimos el tiempo, el espacio y el afecto con los demás; donde siempre habrá alguien para sorprenderte, para emocionarte, para decirte al oído algún secreto magnífico”. Fernando Corbalán, un profesor de secundaria, tras hablarnos de que en clase tenemos que divertirnos, buscar el ansia de saber y propiciar una atmósfera de investigación, concluye: “Y no se piense que sólo se abre la mente a los alumnos. También la del profesor se expande y se llena de nuevos matices y perspectivas más amplias, y funciona la relación enriquecedora en los dos sentidos. Mi experiencia, al menos, me dice que algunos de los juegos y problemas con los que he disfrutado, y que sigo utilizando, han tenido su origen en la dinámica de la clase... Y cuando se crea esa atmósfera mágica en clase, con los fluidos intelectuales en movimiento, pocas actividades hay más placenteras”.
Hace tiempo, descubrí que el objetivo es ser maestro de humanidad. Lo único que de verdad importa es ayudarles a comprenderse a sí mismos y a entender el mundo que les rodea. Para ello, no hay otro camino que rescatar, en cada una de nuestras lecciones, el valor humano del conocimiento. Todas las ciencias tienen en su origen a un hombre o una mujer preocupados por desentrañar la estructura de la realidad. Alguien, alguna vez, elaboró los conocimientos del tema que explicas, como respuesta a una preocupación vital. Alguien, sumido en la duda, inquieto por una nueva pregunta, elaboró los conocimientos del tema que mañana te toca explicar. Y ahora, para hacer que tus alumnos aprendan la respuesta, no tienes otro camino más que rescatar la pregunta original. No tiene sentido dar respuestas a quienes no se han planteado la pregunta; por eso, la tarea básica del docente es recuperar las preguntas, las inquietudes, el proceso de búsqueda de los hombres y mujeres que elaboraron los conocimientos que ahora figuran en nuestros libros. La primera tarea es crear inquietud, descubrir el valor de lo que vamos a aprender, recrear el estado de curiosidad en el que se elaboraron las respuestas. Para ello hay que abandonar las profesiones de fe en las respuestas ordenadas de los libros, hay que volver las miradas de nuestros alumnos hacia el mundo que nos rodea y rescatar las preguntas iniciales obligándoles a pensar.
Cada día, antes de explicar un tema, necesito preguntarme qué sentido tiene el que yo me ponga ante un grupo de alumnos para hablar de esos contenidos, qué les voy a aportar, qué espero conseguir. Y luego, cómo enganchar lo que ellos saben, lo que han vivido, lo que les puede preocupar, con los nuevos contenidos que voy a introducir. Por último me lanzo un reto: me tengo que divertir explicándolo, y esto es imposible si cada año repito la explicación del tema como una salmodia, con la misma gracia en el mismo sitio y los mismos ejemplos; llevo treinta años oyéndome explicar los temas, en algunas ocasiones, repitiéndolos dos o tres veces en distintos grupos; he calculado que me jubilo el año 2.021 y estoy seguro de que moriré de aburrimiento si me oigo año tras año repitiendo lo mismo, con mis papeles cada vez más amarillos y los rebordes carcomidos. La renovación pedagógica, para mí, es una forma de egoísmo: con independencia del deseo de mejorar el aprendizaje de mis alumnos, la necesito como una forma de encontrarme vivo en la enseñanza, como un desafío personal para investigar nuevas formas de comunicación, nuevos caminos para hacer pensar a mis alumnos... “pensaba hablando, pensaba viviendo, que era su vida pensar y sentir y hacer pensar y sentir...” Desde esta perspectiva, la enseñanza recupera cada día el sentido de una aventura que te rescata del tedio y del aburrimiento, y entonces encuentras la libertad de expresar en clase algo que te es muy querido. Inmediatamente recibes la respuesta: cien alumnos pican el anzuelo de tu palabra y ya puedes dejar correr el sedal, modulas el ritmo de tu explicación a la frecuencia que ellos emiten con sus gestos y sus preguntas, y la hora se pasa en un suspiro -también para ellos-. Y entonces descubres la alegría: ese momento de magia te recompensa las horas de estudio y te hace sentirte útil en la enseñanza.
No hay mejor regalo de los dioses que encontrar un maestro. A veces tenemos la fortuna de encontrar a alguien cuya palabra nos abre horizontes antes insospechados, nos enfrenta con nosotros mismos rompiendo las barreras de nuestras limitaciones; su discurso rescata pensamientos presentidos que no nos atrevíamos a formular, e inquietudes latentes que estallan con una nueva luz. Y, curiosamente, no nos sentimos humillados por seguir el curso de un pensamiento ajeno; por el contrario, su discurso nos libera y nos ensancha creando en nosotros un juicio paralelo con el que reestructuramos nuestra forma de ver la realidad; y luego, extinguida la palabra, aún encontramos los ecos que rebotan en nuestro interior obligándonos a ir más allá, a pensar por nuestra cuenta, a extraer nuevas conclusiones que no estaban en el discurso original... Este es el objetivo: ser maestros de humanidad... a través de las materias que enseñamos, o quizás, a pesar de las materias que enseñamos; recuperar y transmitir el sentido de la sabiduría; rescatar para nuestros alumnos, de entre la maraña de la ciencia y la cultura, el sentido de lo fundamental permitiéndoles entenderse a sí mismos y explicar el mundo que les rodea.
Las dificultades
He hablado de mis precarios inicios en la enseñanza, y de mi visión actual tras treinta años de recorrido profesional; pero, para ayudar a otros a recorrer el mismo camino, tengo ahora que hablar del proceso intermedio, e, inevitablemente, de las dificultades a sortear.
Identidad profesional
El primer problema consiste en elaborar tu propia identidad profesional. Esto implica cambiar tu mentalidad, desde la posición del alumno que siempre has sido, hasta descubrir en qué consiste ser profesor. Y aquí aparecen los primeros problemas, porque hay enseñantes que no aceptan el trabajo de ser profesor. Las dificultades suelen ser distintas entre los profesores de primaria respecto a los de secundaria.
Entre los de primaria el peor problema es la idealización: la formación inicial que han recibido suele repetir con insistencia lo que el buen profesor “debe hacer”, lo que “debe pensar” y lo que “debe evitar”; pero nadie les ha explicado, en términos prácticos, cómo actuar, cómo enfocar los problemas de forma positiva y cómo eludir las dificultades más comunes. Han aprendido contenidos de enseñanza, pero no saben cómo organizar una clase, ni cómo ganarse el derecho a hacerse oír. Así, se les ha repetido hasta la saciedad la importancia de la motivación para el aprendizaje significativo: “el buen profesor debe motivar a sus alumnos”; pero nadie se ha preocupado de que aprendieran de forma práctica diez técnicas específicas de motivación. Pese a que una de las principales tareas a desarrollar en su trabajo será la enseñanza de la lectura y la escritura, muy pocas diplomaturas de maestro incluyen un curso de lectoescritura, mientras que es frecuente que se dediquen cursos enteros al aprendizaje de la fonética.
Por estos caminos, al llegar al trabajo práctico en la enseñanza, el profesor novato se encuentra con que tiene claro el modelo de profesor ideal, pero no sabe cómo hacerlo realidad. Tiene claro lo que debería hacer en clase, pero no sabe cómo hacerlo. “El choque con la realidad” dura dos o tres años; en ellos el profesor novato tiene que solucionar los problemas prácticos que implica entrar en una clase, cerrar la puerta y quedarse a solas con un grupo de alumnos.
En este aprendizaje por ensayo y error, uno de los peores caminos es el de querer responder al retrato robot del “profesor ideal”; quienes lo intentan descubren la ansiedad de comparar, cada día, las limitaciones de una persona de carne y hueso con el fantasma etéreo de un estereotipo ideal. Desde esta perspectiva, si las cosas salen mal es por que yo no valgo, por que yo no soy capaz de dominar la clase; y, de esta forma, los profesores novatos se ponen a sí mismos en cuestión, y, a veces, cortan los canales de comunicación con los compañeros que podrían ayudarles: ¿cómo reconocer ante otros que yo tengo problemas en la enseñanza, si el “buen profesor” no “debe” tener problemas en clase? Como señala el artículo de Fernández Cruz, la identidad profesional se alcanza tras consolidar un repertorio pedagógico y tras un periodo de especialización, en el que el profesor novato tiene que volver a estudiar temas y estrategias de clase, ahora desde el punto de vista del profesor práctico y no del estudiante de magisterio.
Entre los profesores de secundaria, el problema de la identidad profesional es mucho más grave. Como señala Fernando Corbalán: “la inmensa mayoría de los profesores de secundaria nunca tuvimos una vocación clara de enseñantes... Estudiamos una carrera para otra cosa (matemático profesional, químico, físico,...)”. En efecto, nuestros profesores de secundaria se forman en unas Facultades universitarias de Ciencias y Letras que, ni por asomo, pretenden formar profesores. En ellas predomina el modelo del investigador especialista. Como resultado de este modelo, el profesor que llega al Instituto para explicar Geografía e Historia, y, con un poco de mala suerte un curso suelto de Ética, se identifica a sí mismo como “medievalista”, ya que, durante los últimos cinco años de su vida, la Universidad le ha insistido en la necesidad de estudiar Paleografía, Epigrafía y Numismática, Latín y Árabe para acceder a los documentos medievales, y se le ha iniciado en el trabajo de Archivo, centrándole en una época histórica muy determinada y permitiéndole olvidar el resto de la historia. Al parecer, nadie se ha puesto a pensar en el problema de identidad que sobreviene a nuestro medievalista cuando se enfrenta a una clase bulliciosa de treinta adolescentes en una zona rural o en un bario conflictivo. El sentimiento de error y de autoconmiseración se apodera de nuestro nuevo profesor. El es un investigador, un medievalista, ha pasado dos veranos en el archivo de Simancas preparando su Tesina entre documentos originales que él es capaz de descifrar... ¿por qué le obligan ahora a enseñar Historia General, que no es lo suyo, y, de paso Geografía y Ética? Y, además, descubre horrorizado que los alumnos no tienen el menor interés por la Historia, y que temas claves de su especialidad -como el apasionante tema de su tesina- se despachan con dos párrafos en el libro de texto.
Para colmo, nuestro futuro profesor de secundaria se da cuenta de que no sabe cómo organizar una clase, cómo lograr un mínimo orden que permita el trabajo y cómo ganarse la atención de los alumnos. Aquí, el problema de perfilar una identidad profesional estable pasa por un auténtico proceso de reconversión, en el que el elemento central consiste en comprender que la esencia del trabajo del profesor es estar al servicio del aprendizaje de los alumnos. ¡Qué duro resulta comprender esto a la mayor parte de nuestros profesores de secundaria y de Universidad! Ellos son investigadores, especialistas, químicos inorgánicos o físicos nucleares, medievalistas o arqueólogos, ¿por qué van ellos a rebajar sus niveles de conocimientos a la mentalidad de treinta adolescentes bárbaros? ¡Hay que mantener el nivel! -gritan exaltados-, y ello significa, en la práctica, que dan clase para dos o tres privilegiados, mientras el resto de los alumnos van quedando descolgados. Y además, hasta el fin de sus días, vivirán la enseñanza rumiando la afrenta de que la sociedad les obligue a abandonar el Olimpo de su investigación para mantener contacto un grupo de adolescentes.
Por contra, algunos profesores consiguen estar a gusto en su trabajo, y descubren que esto pasa, necesariamente, por una actitud de servicio hacia los alumnos, por el reconocimiento de la ignorancia como el estado inicial previsible, por aceptar que la primera tarea es encender el deseo de saber, por aceptar que el trabajo consiste en reconvertir lo que sabes para hacerlo accesible a un grupo de adolescentes... Un viejo maestro me decía que, enseñar al que no sabe está catalogado, oficialmente, entre las obras de misericordia; y, en efecto, hace falta un cierto sentido de la humildad para aceptar que tu trabajo consiste en estar a su servicio, en responder a sus preguntas sin humillarlos, en esperar algunas horas en tu despacho por si alguno quiere una explicación extra, en buscar materiales que les hagan asequible lo esencial, y en recuperar lagunas de años anteriores para permitirles acceder a los nuevos conocimientos. Lo único verdaderamente importante son los alumnos... Esa enorme empresa que es la enseñanza no tiene como fin nuestro lucimiento personal, nosotros estamos allí para transmitir la ciencia y la cultura a las nuevas generaciones, para transmitir los valores y las certezas que la humanidad ha ido recopilando con el paso del tiempo, y advertir a las nuevas generaciones del alcance de nuestros grandes fracasos colectivos. Esa es la tarea con la que hemos de llegar a identificarnos.
Comunicación e interacción
El segundo problema a solucionar para ganarse la libertad de estar a gusto en clase hace referencia a nuestro papel de interlocutor. Un profesor es un comunicador, es un intermediario entre la ciencia y los alumnos, que necesita dominar las técnicas básicas de la comunicación. Además, en la mayor parte de los casos, las situaciones de enseñanza se desarrollan en un ámbito grupal, exigiendo de los profesores un dominio de las técnicas de comunicación grupal. Por tanto, ese proceso de aprendizaje inicial, que ahora se hace por ensayo y error, implica entender que una clase funciona como un sistema de comunicación e interacción.
Una buena parte de las ansiedades y los problemas de los profesores debutantes se centran en este ámbito formal de lo que se puede y lo que no se puede decir o hacer en una clase. El profesor novato descubre enseguida que, además de los contenidos de enseñanza, necesita encontrar unas formas adecuadas de expresión, en las que los silencios son tan importantes como las palabras, en las que el uso de una expresión castiza puede ser simpático o hundirnos en el más espantoso de los ridículos. El problema no consiste sólo en presentar correctamente nuestros contenidos, sino también en saber escuchar, en saber preguntar y en distinguir claramente el momento en que debemos abandonar la escena. Para ello hay que dominar los códigos y los canales de comunicación, verbales, gestuales y audiovisuales; hay que saber distinguir los distintos climas que crean en el grupo de clase los distintos tonos de voz que el profesor puede usar: un tono grave y pausado induce al grupo a la reflexión, mientras que si queremos animar un debate debemos subir algo el tono de voz... etc.
Los profesores experimentados saben qué lugar físico deben ocupar en una clase, dependiendo de lo que ocurra en ella; saben interpretar las señales gestuales que emiten los alumnos para regular nuestro ritmo de clase, y el dominio de éstas y otras habilidades de comunicación requiere entrenamiento, reflexión y una constante actitud de autocrítica para depurar nuestro propio estilo docente. Al final, conseguimos ser dueños de nuestra forma de estar en clase, conseguimos comunicar lo que exactamente queremos decir, y logramos mantener una corriente de empatía con nuestros alumnos.
Disciplina
Otro obstáculo serio a superar, quizás el que genera en los novatos la mayor ansiedad, es el problema de la disciplina. En realidad, es un problema muy unido a nuestros sentimientos de seguridad y a nuestra propia identidad como profesores. En este tema he visto de todo: desde colegas que entran el primer día en clase pisando fuerte, con aires de matón de barrio, porque alguien les ha dado el viejo consejo de que no pueden sonreír hasta Navidad, hasta colegas desprotegidos e indefensos incapaces de soportar el más mínimo conflicto personal. Entre esos dos extremos que van desde la indefensión hasta las respuestas agresivas, el profesor tiene que encontrar una forma de organizar a la clase para que trabaje con un orden productivo. Y, en cuanto comienza a hacerlo, descubre que esto tampoco se lo han enseñado. Se supone que el “buen profesor” debe saber organizar la clase, pero en pocas ocasiones se le ha contado al futuro profesor dónde está la clave para que el grupo funcione sin conflictos.
El viejo supuesto, según el cual, “para enseñar una asignatura lo único realmente importante es dominar su contenido” encuentra en este campo su negación más radical. Entonces, el profesor descubre que debe atender otras tareas distintas a las de enseñar: tiene que definir funciones, delimitar responsabilidades, discutir y negociar los sistemas de trabajo y de evaluación hasta conseguir que el grupo trabaje como tal. Y esto requiere una atención especial, a la que también hay que dedicar un cierto tiempo. El razonamiento y el diálogo son las mejores armas, junto con el convencimiento de que los alumnos no son enemigos de quienes tienes que defenderte. Mi experiencia me dice que los alumnos son seres esencialmente razonables; es posible que, si te dejas, intenten llevarte al huerto y bajar algo tus niveles de exigencia, pero si la razón te asiste y en ella fundas tu propia seguridad, los alumnos saben descubrir muy bien cuáles son los límites.
Contenidos y niveles
Por último, nos queda el problema de adaptar los contenidos de enseñanza al nivel de conocimientos de los alumnos. El profesor novato tiene que entender que ha dejado la Universidad, tiene que desprenderse de los estilos académicos del investigador especialista, y adecuar su enfoque de los conocimientos para hacerlos asequibles a su grupo de clase. Yo también protesto por el bajo nivel con el que me llegan mis alumnos, pero protestar no sirve de nada, tienes los alumnos que tienes, y con ellos no hay más que una alternativa: o los enganchas en el deseo de saber, o los vas dejando tirados conforme avanzas en tus explicaciones. Hay quien, en salvaguarda del nivel de enseñanza, adopta la segunda opción; pero a mí siempre me ha parecido el reconocimiento implícito de un fracaso; quizás porque, como dije antes, hace tiempo que descubrí que en cualquier asignatura, lo único importante es ser maestro de humanidad.
El orgullo de ser profesor
Y ahora, ya, el tiempo corre en mi contra. No espero nada nuevo del futuro: he hecho lo que quería hacer, y estoy donde quería estar. Es posible que mucha gente piense que ser profesor no es algo socialmente relevante, pues nuestra sociedad sólo valora el poder y el dinero; pero a mí me queda el desafío del saber y la pasión por comunicarlo. Me siento heredero de treinta siglos de cultura, y responsable de que mis alumnos asimilen nuestros mejores logros y extraigan consecuencias de nuestros peores fracasos. Y, junto a mí, veo a un nutrido grupo de colegas, en las zonas rurales más apartadas y en los barrios más conflictivos, orgullosos de ser profesores, trabajando día a día por mantener en nuestra sociedad los valores de la cultura y el progreso... entre ellos hay valiosos maestros de humanidad: hombres y mujeres empeñados en enseñar a sus alumnos a enfrentarse consigo mismos desde el preescolar hasta la Universidad.
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MIGUEL DE UNAMUNO (1864-1936)
Escritor, filósofo, humanista. Rector de la Universidad de Salamanca. Autor de una extensa obra literaria en la que destacan sus ensayos, en los que analiza la realidad social con una visión crítica y con una fuerte implicación personal. Se le considera uno de los mejores representantes de la Generación del 98. Su enfrentamiento a la dictadura de Primo de Rivera le llevó al destierro.
FRANCISCO GINER DE LOS RIOS (1839-1915)
Catedrático de derecho de la Universidad de Madrid. En 1876 renuncia a su puesto en defensa de la libertad de cátedra y funda la Institución Libre de Enseñanza, la institución educativa más innovadora en la España de finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Su Residencia de Estudiantes es el centro clave de reunión y de formación de los mejores intelectuales y artistas españoles del siglo XX.

MI CONFRONTACION CON LA DOCENCIA

Mi profesión de origen es Medico Cirujano. Desde el 14 de febrero de 1970 cuando egresé de Universidad de Guadalajara y me incorporé como médico en el IMSS durante 28 años, de donde me jubilé por años de servicio.
Y fui invitada a colaborar como docente en la materia de inglés porque hacían falta maestros con el perfil y conocimientos suficientes en la materia, en el plantel donde aún laboro (Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios · 140).
Ha sido una gran experiencia poder colaborar en la formación de los jóvenes de la Educación Media Superior. Poder convivir como docente de tiempo completo impartiendo dicha asignatura me ha dejado grandes satisfacciones profesionales docentes. Porque vemos la evolución del alumno desde su ingreso con la incapacidad para poder unir los conceptos gramaticales en el desarrollo del pensamiento, y en el transcurso de cinco semestres son capaces finalmente de poder construir historias, fábulas y resúmenes de lectura de libros donde expresan sus propias ideas.
Con relación a la insatisfacciones personales, hay cosas negativas en los alumnos que por diferentes causas toman caminos equivocados y los vemos realizando acciones que atentan contra sus ideales y algunas veces hasta en contra de su salud.

EVANGELINA ALFARO GONZALEZ

LOS SABERES DE MIS ESTUDIANTES

"LOS SABERES DE MIS ESTUDIANTES"


Lo que nuestros estudiantes saben hacer en Internet
He aplicado una encuesta con relación al uso del Internet en un grupo de cuarto semestre con 40 alumnos y el resultado fue que a pesar que el uso de la tecnología nos facilita elaborar nuestras tareas encontré a dos alumnos que les aburre el uso de el Internet aun para sus tareas y que algunos (30%) del total entran a navegar en un promedio de tres días solo por las tareas, y el Resto (68%) accesan a Internet diario hasta por cuatro o cinco horas, los que entran por las tareas lo hacen en Google y Wikipedia, además chatean por el Messenger, Hotmail, Yahoo y gmail, con mucha frecuencia acceden a Ares para escuchar y bajar música, y ven fotos y videos a través de Youtube y Myspace.


Cuál es la estrategia que construimos con ellos para aprovechar esos saberes en las actividades de aula?
Entregare un tema a desarrollar mediante informaciones obtenidos de Internet que ellos investigaron y mostraran con un cañón para que todos puedan ver su navegar y que constaten beneficios que nos deja usar este navegador. También para que las dudas en ese momento puedan aclarase.


Quiénes van a enseñar a quiénes, qué les enseñarán? y ¿dónde lo harán?
De esa encuesta se extrajeron sitios de Internet que usualmente no son visitados por la generalidad. En este caso será con los siguientes:
Jovannye Valdés: que explicara al grupo cuales son las ventajas de usar Jeepers-Creepers.com.mx usando el Internet y para que todos observen proyectara con el canon y entiendan los beneficios al usar este navegador.
Eugenio Ávila: Comentara a sus compañeros este navegador y demostrara junto con un cano para que todos vean los beneficios de este.
Sergio Alvarado: Demostrara el ingreso y beneficios para obtener información a través de Enciclopedias.
Leonardo González: Nos llevara a disfrutar información deportiva en football.wallpaper wb.com.
Jorge Toledo: Nos demostrara ventajas y desventajas de usar metroflog
Sussely Hernández: Nos enseñará a dar una vuelta y veremos las ventajas y desventajas de entrar a Mercado Libre.
Gisela Galloso: Demostrara los beneficios de uso el navegador de Veoh.
Todas estas actividades se realizaran dentro del aula de audiovisual donde hay el equipo adecuado para hacer las demostraciones.